Una de las principales huellas que ha dejado el pasado colonial en México han sido las grandes haciendas que se levantaron a lo largo y ancho del país.
En Querétaro, como en muchos otros estados, los grandes cascos de estas propiedades españolas,
con más de cuatrocientos años de antigüedad, han sido mantenidas y restauradas para aprovechar su belleza y solidez arquitectónica.
La mayor parte de estas haciendas se han transformado en lugares exclusivos con el propósito de abrir espacios de hospedaje y alimentación de gran calidad.
Además, por sus grandes muros, sus amplios salones y extensos jardines, es que actualmente estas antiguas propiedades se hayan vuelto marcos inigualables para los eventos especiales.
