Si no haceis lo que digo habra paz

117 ¿Te gustó? Todos los presentes aplauden emocionados. ¡Adiós, María! ¡Adiós, María! ¡Adiós, Arcángel! Nota: Mañana Nuestra Señora se aparecerá en Ocoa. Todos bajamos del monte felices y contentos. Son exactamente las 11:10 PM. Han asistido la misma cantidad de fieles que en la cita de las 3 de la tarde: 8.000 personas, aproximadamente. Desde hoy flamea en el Santuario, a pedido de Nuestra Señora, la bandera argentina junto a la chilena. DOMINGO 15 DE ABRIL DE 1984 2:30 PM APARICIÓN # 57 (NUESTRA SEÑORA; OCOA) Nuevamente tenemos el inconveniente de no contar con la capilla para celebrar la Santa Misa, así que el padre Contardo, ante la negativa del párroco local de abrir las puertas, realiza la ceremonia al aire libre. Asistimos entonces, a una Misa de campaña, cuando ya son las 8 de la mañana. La espera es larga, pero es tanto el fervor y la alegría, que entre rezos y cantos, el tiempo parece querer regalarnos otra dimensión temporal y así, cuando Miguel Ángel cae en éxtasis, nos parece que la espera ha sido muy breve. A las 2:30 PM, tal como lo esperábamos, comienza la cuarta aparición en Ocoa. Miguel Ángel recorre el pueblo y mientras lo hace, canta una canción nunca escuchada. Virgen Santa Inmaculada, Ha bajado la Santísima Virgen, A un pueblito llamado Ocoa. Cuando termina su canción dice: ¡Alabado sea Nuestro Señor Jesucristo! Los fieles, como tantas otras veces, cantan el Alabaré, pero el fervor y el amor con que lo cantan es tal, que es como si quisieran acallar las ofensas hechas a Nuestra Señora en este pueblo, donde La Purísima, en su infinito amor y humildad, ha querido aparecerse. Miguel Ángel exclama: Dice la Señora que todos los enfermos lleguen hasta acá. Mientras los fieles se acercan con sus familiares enfermos, el vidente grita: ¡Mirad el sol! Somos testigos una vez más, de la danza del sol. Luego hace referencia a los paños benditos y dice: Los pañitos serán dados a todos los enfermos graves, porque harán milagros. ¡Mirad el sol nuevamente!, grita el vidente. De pronto parece dirigirse a alguien en especial cuando dice: Usted, todavía no.

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