Si no haceis lo que digo habra paz
108 periodista, quien al ver la llegada desde lo alto del cielo de la Sagrada Forma aparecer de súbito y luego ser depositada en la lengua de Miguel Ángel, atónito y maravillado, grita: ¡Miguel Ángel tiene la hostia! ¡Miguel Ángel tiene la hostia! El hombre había visto depositarse la Sagrada Forma en la lengua del vidente. Como es lógico de suponer, muchos se aglomeraron en torno al vidente, con el deseo de presenciar este maravilloso prodigio, ya tantas veces observado en Peñablanca. Muchos pudieron verlo nuevamente, mientras que otros lo hicieron por primera vez. Entre estos últimos, había numerosos habitantes del lugar, siendo esta una de las causas que motivó varias conversiones. El vidente se paseó largo rato con la Sagrada Forma en su lengua para ser vista por todos los presentes. La Santísima Virgen pide que levante a varias personas para bendecirlas y Miguel Ángel eleva entre otros, a una niñita y ésta le pide a la Santísima Virgen que su papá deje de beber. A más de uno de nosotros nos conmovió el pedido de la pequeña niña, que como tal, podría haber pedido cualquier cosa material, lo que más hubiese deseado tener. Pero no, ella pide algo mucho más valioso. Demás esta decir que son estos detalles los que van confirmando la realidad de las apariciones para los que tenemos el corazón abierto a los designios del cielo. Como signos de la presencia de la Santísima Virgen, y con ello me refiero a signos visibles, se pudieron observar en el cielo, figuras ya otras veces vistas en Peñablanca. En las nubes aparecieron dibujados la cruz, el Ictus y la letra M de María. Ella dice: “No me canso de esperar nunca, porque quiero la paz, la paz”. Una vez finalizada la aparición, algunos de los 2.000 fieles que asistieron a ella regre- saron a sus hogares, mientras que muchos otros pernoctaron en este lugar, para asistir al día siguiente, a una nueva cita con la Madre de Dios. La frase, “ No me canso de esperar nunca, porque quiero la paz, la paz ”, nos quedó grabada en el corazón, como signo de la infinita paciencia de Nuestra Madre Celestial. DOMINGO 1 DE ABRIL DE 1984 2:30 PM APARICIÓN # 51 (NUESTRA SEÑORA; OCOA) Si tuviera que resumir lo ocurrido aquí en Ocoa, creo que la mejor manera de hacerlo sería con una frase muy antigua, que encierra una gran verdad: “La fe mueve montañas”. Creo que de este modo no exagero ni minimizo lo sucedido. Ante la ausencia de alojamientos, muchos hemos debido dormir en los bares, sobre el piso o sobre las mesas de pool. Otros lo han hecho en sus automóviles. Todo sacrificio valió la pena. ¿Por qué tantas personas han venido hasta aquí? ¿Por qué tantos han decidido pernoctar con tanta incomodidad en espera del nuevo día? Una sola es la respuesta y uno sólo el corazón: Dios puede más que el hombre. Y uno
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