Si no haceis lo que digo habra paz
321 nuevamente. Pero no lo hicieron, porque no creyeron; no volvió a aparecer. No era necesario que yo cayera en éxtasis, porque no era una aparición igual que aquí. Ahora les voy a decir esto: Ahora no estoy en éxtasis y la estoy viendo igual, ¿ve? Prendan las velas no más, en serio. ¿Viste?, le pregunta Miguel Ángel a Óscar. En ese momento, algunos jóvenes dan su testimonio, ante todos, de haber visto a la Santísima Virgen esa noche a la que se refería Miguel Ángel. Por las ofensas al Inmaculado Corazón, pide una nueva vigilia. Ella no se aparecerá. Que vengan con Fe solamente, porque muchos vienen a esas vigilias por ver algo. Esa es una dolorosa verdad, pero verdad al fin. Muchos siguen viniendo por el espectá- culo en sí y no por estar con la Santísima Virgen. Hoy o mañana se les dará la segunda sorpresa, que hoy no se dará, porque El Corazón de María está muy dolorido por las ofensas, por las blasfemias a Dios. Ahora Miguel Ángel dialoga con la Santísima Virgen. Entonces el Domingo vendremos con las banderas del Vaticano. ¡Oiga!, ¿nos puede decir donde hay baratitas esas banderas que salen con el escudo? Hoy día tuve que hacer una vaca para pintar este. Los diálogos entre el vidente y la Santísima Virgen conservan esa naturalidad e inocen- cia de siempre. Dicho esto, Miguel Ángel le pide al padre Contardo: Padre, bendiga la imagen. Ahora el vidente canta el Ave María. El próximo, no. Este, habrá un milagro. El sábado habrá un milagro, uno de tantos. Pero este no es el de los ocho días antes, porque ya ha habido aquí cuatro milagros y aún no creen. El último, muchos no van a creer, aunque estén viendo las cosas. ¿Cómo quieren que Nuestra Señora diga, estoy aquí, hijo, y no quieren hacerle caso? Aunque lo dijese, no creerían. Luego vuelve a insistir sobre el sábado. El sábado habrá un milagro y no se dirá cuál. Ahora se dirige a Óscar. Cuenta desde hoy hasta el sábado, ¿cuánto días hay?… Ocho, le dice Óscar. Y algo nos adelanta del milagro que veremos. Los estigmas o la Hostia nuevamente; no se dirá cuál de todos. La danza del sol; depen- de cómo sea el comportamiento de ustedes. El Domingo, a las 7 de la tarde, muchas banderas del Vaticano. ¡Adiós! le dice a la Señora y sale del éxtasis. Los fieles rezan una vez más, y con mucho amor, Bendita sea tu Pureza. Nota: La aparición fue precedida por una procesión con muchísima gente.
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