Se hace tarde y anochece
1 LA CRISIS DE LA FE NICOLAS DIAT: ¿Cree usted que nuestra época está viviendo una crisis de fe? CARDENAL ROBERT SARAH: Permítame que le responda con una analogía. Creo que la actitud del mundo moderno es el reflejo de la cobardía de san Pedro durante la Pasión tal y como aparece descrita en el evangelio. Acaban de arrestar a Jesús. Pedro, que lo ha seguido de lejos, entra en el palacio del sumo sacerdote, sufriendo sin duda una honda conmoción. «Cuando Pedro se encontraba abajo, en el atrio, llegó una de las criadas del sumo sacerdote y, al ver a Pedro que se estaba calentando, le miró y le dijo: “Tú también estabas con Jesús, ese Nazareno”. Pero él lo negó: “Ni lo conozco, ni sé de qué me hablas”. Y salió fuera, al vestíbulo de la casa, y cantó un gallo. Y al verle la criada empezó a decirles otra vez a los que estaban alrededor: “Este es de los suyos”. Pero él lo volvía a negar. Un poco después, los que estaban allí le decían a Pedro: “Desde luego eres de ellos, porque también tú eres galileo”. Pero él comenzó a lanzar imprecaciones y a jurar: “¡No conozco a ese hombre del que habláis!”» ( Mc 14, 66-71). El mundo moderno, igual que Pedro, ha renegado de Cristo. El hombre contemporáneo ha tenido miedo de Dios, miedo de hacerse discípulo suyo. Ha dicho: «No quiero conocer a Dios». Ha temido la mirada de los demás. Le han preguntado si conocía a Cristo y ha contestado: «No conozco a ese hombre». Ha sentido vergüenza de sí mismo y ha jurado: «¿Dios? ¡No sé quién es!». Hemos querido brillar ante los ojos del mundo y por tres veces hemos renegado de nuestro Dios. Hemos afirmado: no estoy seguro de Él, ni de los evangelios, ni de los dogmas, ni de la moral cristiana. Nos hemos avergonzado de los santos y de los mártires; Dios, su Iglesia y su liturgia nos han causado rubor; nos hemos echado a temblar ante el mundo y sus servidores. Pedro acababa de traicionar a Jesús cuando Él lo miró. ¡Cuánto amor y cuánta misericordia en esa mirada! Y, al mismo tiempo, ¡cuántos reproches y cuánta justicia! Pedro lloró amargamente. Supo pedir perdón.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA0OTIx