Se hace tarde y anochece

8 EL ODIO, EL ESCARNIO Y EL CINISMO NICOLAS DIAT: ¿Qué percepción tiene usted de los totalitarismos del siglo XX y de sus hijos póstumos? CARDENAL ROBERT SARAH: Este siglo ha tenido la desgracia de conocer los regímenes políticos y los sistemas ideológicos más terribles. Todos sabemos hasta qué punto el comunismo y el nazismo han arruinado las vidas de millones de personas. En mi país, Guinea, vivimos mucho tiempo bajo la dictadura marxista de Seku Turé. Nuestro pueblo sufrió la falta de libertad, los abusos de la policía política, el hambre y la miseria. Las detenciones arbitrarias, la deportación a los campos de tortura y los juicios sumarios formaban parte del día a día. ¡Cuántos torrentes de lágrimas y sangre inundaron a las familias guineanas! Ninguna se salvó de la dictadura ni de la violencia política e ideológica. El totalitarismo se ha extendido como un reguero de pólvora por todos los continentes. Los regímenes totalitarios han destruido al hombre, han atropellado la fe y los valores culturales, han pisoteado las libertades y la dignidad del hombre: el mismo hombre al que ambicionaban transformar. El régimen nazi en particular pretendía que surgiera una raza sin defecto, una raza de amos y señores. La voluntad de exterminar al pueblo judío, el pueblo elegido por Dios, ha marcado al rojo vivo toda la historia de la humanidad. El totalitarismo del siglo XXI adquiere una apariencia aún más dañina y se concreta en la idolatría de la libertad total y absoluta, manifestada en sus versiones más agresivas en la ideología de género y el transhumanismo. Los terribles sucesores del nazismo, el fascismo y el comunismo son las ideologías que niegan la dignidad humana, que promueven el aborto y la eutanasia, así como el fanatismo islámico que mata y siembra el terror. Hay algunas señales que nos permiten descubrir los mismos orígenes demoniacos en estos movimientos, que revelan un idéntico odio al hombre, un mismo orgullo destructivo.

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