Se hace tarde y anochece

15 LAMARCHA FÚNEBRE DE LA DECADENCIA NICOLAS DIAT: ¿Cómo describiría la decadencia? ¿Cuáles fueron sus manifestaciones en el Imperio Romano? CARDENAL ROBERT SARAH: Citando el salmo 102, en su sermón 81 escribe san Agustín: «¿Te extrañas de que se derrumbe el mundo? Extráñate de que el mundo haya envejecido. Uno es hombre: nace, crece, envejece. Múltiples son los achaques de la vejez: aparecen la tos, las flemas, las legañas, la angustia y la fatiga. Así pues, envejece el hombre y se cubre de achaques; envejece el mundo y se cubre de tribulaciones [...]. No te adhieras a este mundo envejecido y anhela rejuvenecer en Cristo, que te dice: “El mundo perece, el mundo envejece, el mundo se viene abajo y respira con dificultad a causa de su vejez. No temas; tu juventud se renovará como la del águila”». Estas palabras del anciano obispo de Hipona parecen describir una Roma minada por su inmoralidad, su pecado de lujuria, sus juegos crueles y sangrientos en los que se sacrifican esclavos para complacer a los romanos, que solo reclaman una cosa: Panem et circenses , pan y circo. Los romanos viven sumergidos en una búsqueda frenética de placeres. Les gusta ver correr la sangre en el circo, a hombres devorados por bestias feroces y hambrientas. ¡Qué costumbres tan horribles las de esa época! Entonces Roma es asediada. La misma ciudad que había conquistado el universo es ahora la conquistada. Una antigua ciudad se desmorona. Durante muchos años fue la dueña del mundo. La toma de la ciudad eterna es el símbolo de la caída y la desaparición de una civilización milenaria. Si Roma puede perecer, se lamenta san Jerónimo en sus Cartas , ¿nos queda algo seguro? ¡Qué deprisa se derrumba el universo! ¡Quién habría pensado que Roma, edificada sobre las victorias obtenidas frente al mundo entero, se hundiría hasta el punto de convertirse en «sepultura de los pueblos de los que fue madre ella»! A principios del siglo V, durante el saqueo llevado a cabo por los visigodos de

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