Se hace tarde y anochece

sido más prósperas, más misioneras, más fervorosas, más fieles y más dinámicas en el testimonio evangélico cuando estaban sostenidas por la fe en Cristo y disponían de menos medios económicos. Si ponemos el acento en los aspectos y medios materiales y les damos prioridad, asfixiamos a la Iglesia. En Estados Unidos algunos prefirieron perderlo todo antes que colaborar en la destrucción del orden natural, llevada a cabo por la administración Obama. La resistencia espiritual es el mejor servicio que pueden prestar los cristianos a la sociedad política. Creo que en una sociedad humana el cristiano siempre será, en mayor o menor medida, un disidente. A veces lo encarcelarán con tal de hacerlo callar. Pero normalmente se le descalificará empleando una ironía conforme con los tiempos o el linchamiento mediático. No obstante, ¿no se persigue menos a los cristianos en las democracias occidentales que en los países dominados por el islam? Hoy la persecución más destructiva contra el cristianismo se lleva a cabo en las democracias occidentales. Han matado a Dios. El cristiano se encuentra cada vez más marginado, más atemorizado, humillado y ridiculizado. De ahí que haya que lamentar un número creciente de casos de cristianos apóstatas. No les queda de cristianos más que el nombre. Siguen practicando su religión, pero sin ninguna convicción, como un mero acto cultural o social. Y, al mismo tiempo, sé que hay millones de cristianos heroicos, absolutamente fieles a Cristo y a sus enseñanzas. Recuerde la advertencia de Cristo: «No tengáis miedo a los que matan el cuerpo y después de esto no pueden hacer nada más. Os enseñaré a quién tenéis que temer: temed al que después de dar muerte tiene potestad para arrojar en el infierno. Sí, os digo: temed a este» ( Lc 12, 4-5). En las democracias plurales la tentación totalitaria es fruto de una razón que se niega a dejarse purificar por la religión. De ahí nacen la dictadura blanda del relativismo y la persecución latente que, poco a poco, va anestesiando las conciencias y despojando a los hombres de su verdadera libertad. La tentación del islam fanático y fundamentalista es justo la contraria: la de una religión que se niega a dejarse purificar por la razón. Los cristianos saben que Dios se manifiesta en la conciencia. No existe un conflicto entre la obra de Dios Creador y la Revelación. Por eso podemos afirmar que buscar y encontrar libremente la verdad forma parte de la dignidad del hombre. Los cristianos confían en la razón: reclaman la libertad religiosa para que todo el mundo abrace la verdad. El islam, por el contrario, impone su fe en detrimento de la razón empleando la fuerza y la violencia. Predica a un dios capaz de ordenar lo que es contrario a la

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