Se hace tarde y anochece

permanecer estéril. Lo han desterrado a una provincia apartada que nos han cedido de buen grado, dejándolo morir poco a poco bajo nuestra custodia. Y, mientras tanto, se dedicaban a organizar el mundo, ese mundo que, para ellos, es el único real, el único vivo, el mundo de las cosas y de los hombres, el mundo de la naturaleza y el mundo de los negocios, el mundo de la cultura y el mundo de la ciudad. Lo exploraban o lo edificaban al margen de toda influencia cristiana, con un espíritu totalmente profano [...]. Debido a un trágico malentendido, nosotros nos prestamos más o menos a ese juego. Entre el movimiento que conducía al laicismo y determinada teología existía como una conspiración inconsciente; y, mientras lo sobrenatural se hallaba exiliado y proscrito, hubo entre nosotros quienes pensaban que lo sobrenatural quedaba fuera del alcance de la naturaleza, en los dominios sobre los que debía reinar». En la raíz de esta actitud se halla una teología de inspiración protestante que pretende oponer la «fe» a la religiosidad. La actitud sagrada, el temor religioso serían elementos profanos y paganos de los que hay que despojar a la fe cristiana. Se querría hacer del cristianismo un contacto con Dios exclusivamente interior, sin una traducción concreta en la vida. El cristianismo se convierte en una gnosis. La consecuencia de esta corriente consiste en reducir todas las realidades humanas a sí mismas, a su lado profano y ajeno a Dios. Esta gnosis se transforma en «pelagianismo» y en un ateísmo práctico. ¿Por qué suele decir usted tan a menudo que el servicio al prójimo solo se debe entender a través del servicio de Cristo? El hombre herido por el pecado original se muestra con frecuencia egocéntrico, individualista y egoísta. Si está inspirado por Cristo, sirve a su prójimo; sin Cristo solo tiene en cuenta su propio interés. La madre Teresa decía que sin la intensa y abrasadora presencia de Dios en nuestros corazones, sin una vida de intimidad con Jesús honda e intensa, somos demasiado pobres para ocuparnos de los pobres. Es Jesús, presente en nosotros, quien nos empuja hacia los pobres. Sin Él no podemos hacer nada. Pocas veces somos capaces de entregarnos a los demás. Los cristianos no están llamados solamente a involucrarse en actividades humanitarias. La caridad va mucho más allá. La labor de las organizaciones no gubernamentales de que he sido testigo en África o en otros lugares suele ser de utilidad; pero siempre presenta una tendencia a convertirse en un comercio en el que los intereses y la avaricia se mezclan con la generosidad. La verdadera caridad es gratuita. No espera nada a cambio. La verdadera

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