Lux Dei
15 Al Co ntenido Estos sepulcros tenían una entrada estrecha, y en su interior se cavaban nichos, o huecos, donde la familia enterraba a sus seres queridos. Cuando la carne se descomponía, se recogían los huesos se- cos y se depositaban en una urna de piedra, u osa- rio; así se hacía lugar para futuros enterramientos. Tal era la costumbre en tiempos de Jesús. La Ley de Moisés prohibía a los judíos hacer prepa- rativos funerarios en sábado por ser un día de descanso. Como Jesús murió unas tres horas antes de que comenzara el sábado, José de Arimatea, ayudado por otras perso- nas, lo enterró sin haber terminado de preparar el cuerpo (Lucas 23:50-56). Eso ex- plica por qué, pasado el día de descanso, algunas discípulas de Jesús fueron a la tum- ba con la intención de terminar el proceso (Marcos 16:1; Lucas 24:1). Y, dado que Jesús fue colocado en una tumba nueva, en la que aún no se había pues- to a nadie (Lucas 23:53), el estilo de su tumba debió ser uno de los dos conocidos del siglo I. Las tumbas judías del siglo I eran de dos tipos: kokhim y arcosolia . Las más comunes eran las kokhim . Un kokh (singular) era un hueco largo y estrecho excavado en una tumba de roca en el que se podía depositar un cuerpo, un ataúd o un osario (caja para huesos). La tumba kokhim típica estaba excavada en la ladera de una colina y consistía en una cámara cuadrada. La entrada a una tumba kokhim ordinaria era una pequeña abertu- ra cuadrada que requería que la persona entrara agachándose. La altura de la cámara solía ser menor que la de una persona, por lo que a menudo excavaban un hoyo cua- drado en el suelo de la cámara. Este hoyo creaba un banco en tres lados de la cámara donde se podían preparar los cuerpos de los difuntos. Tras excavar la cámara y el foso, se cortaban los kokhim a la altura de los bancos y perpendicularmente a la pared de la tumba, en sentido contrario a las agujas del re- loj, de derecha a izquierda, en cada pared excepto en la de la entrada.
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