Porque soy catolico

de su seno a quienes nieguen su credo. Pero tanto los comunistas como los cienciólogos sufren una grave desventaja: que han convertido una fe en un hecho. Existe algo parecido a un gobierno bolchevique que gobierna, aunque gobierne mal. Existe también algo parecido a los sanadores de la Ciencia Cristiana, aunque nos resistamos a admitir que la sanación es auténtica salud. Existe una Iglesia en plena actividad, y por esa razón muestra todos los dogmas y diferencias que se achacan a la iglesia de Cristo. Pero la filosofía manifestada en el Artículo de Siempre evita todas esas desventajas y no entra jamás en el mundo de la realidad. Tiene miedo de que nazca su dios y de que se escriban sus evangelios; sólo se pretende que ésta sea la Nueva Religión que siempre habrá de llegar mañana pero que nunca está presente hoy. Se hincha de orgullo espiritual porque no impone lo que ni siquiera es capaz de inventar. Brilla con una autosatisfacción farisaica porque sus creencias no han sido causa de ningún tipo de crímenes, ni ha habido otros credos que le hayan impulsado a cometerlos. Es algo parecido al cirujano que nunca tuvo un fracaso en cirugía porque jamás ha llegado a operar; o como el soldado que nunca cayó herido porque jamás llegó a combatir. Cualquiera puede hablar de una religión que no existe y que, por consiguiente, estará a salvo de todos los males de la existencia. Cualquiera puede soñar con un cristianismo plenamente humanístico y armonioso, cuyo Cristo jamás nació ni fue crucificado. Es tan fácil de hacer todo eso, que más de medio centenar de personas, tanto en los periódicos como en los debates públicos, no han hecho otra cosa durante los veinte o treinta últimos años. Pero es un proceso fútil, tanto si se trata de un planteamiento espiritual como de un programa político o de una teoría científica. Y sólo lo he mencionado porque lo he venido oyendo centenares de veces, y sigo manteniendo la esperanza de que ésta sea la última. Página 142

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