Porque soy catolico

T IX ¿Qué piensan ellos? odas las ciencias, incluso la ciencia divina, son un sublime relato de detectives. No están hechas para descubrir por qué muere el ser humano; pero sí para encontrar el complejo secreto de por qué está vivo. La Iglesia católica constituye, en el mejor de los sentidos, un misterio incluso para sus fieles; por lo que sería necio que se lamentaran de que represente un enigma para los no creyentes. Pero desde un punto de vista más práctico bien podemos formularnos unas cuantas preguntas: ¿Qué creen ellos que es? ¿Qué piensan de lo que podamos creer nosotros que es? ¿De qué creen que se pueda tratar, o qué suponen? Cuanto más pienso en ello más oscuro se me hace. Por ejemplo, se me vuelve negro a medianoche cuando pienso en una frase que leí recientemente en Truth , un periódico muy inteligente y con frecuencia muy valioso. Afirmaba en sus páginas que Roma tolera, en su relación con los uniatos ruso s [28] «extrañas herejías, e incluso curas casados y barbados». En esa extraña frase, ¿qué monstruo informe empieza a adquirir forma ante sus ojos? De esas ocho palabras tan sólo se puede decir que cada una de ellas resulta profundamente inconsecuente. Su autor va tropezando en cada palabra, como alguien que fuera rodando por una escalera de escalón en escalón. El término «extrañas», ya es de por sí suficientemente extraño. La palabra «herejías» resulta todavía más extraña. Tal vez a primera vista el término «barbados», con sus alegres reminiscencias del juego del castor, pueda resultarnos bastante gracioso. «Casados», también tiene cierta gracia. Incluso la «y» entre casados y barbados puede parecer simpática. Pero, con mucho, lo más gracioso y fantástico de todo es la palabra «incluso». No a todo el mundo le resulta posible llenar una página con términos cómicos y partículas absurdas. Solamente una absoluta falta de razón de todo el conjunto lograría que al unir unos y otros conceptos llegáramos a partirnos de risa. Difícilmente podríamos decir de esta versión de la Iglesia católica que es una versión falsa, o que difiere de la verdadera, o que incluso es diferente de nuestra propia versión. ¿Cuál es la versión; y cómo puede ser incluso su versión? Se nos diría que hay en el mundo una poderosa superstición que se encuentra intoxicada con la idea impía de que la Iglesia tiene el monopolio de la verdad divina y que, por tanto, aplasta y extermina cruelmente a todo lo demás, y a todos los demás, por considerar que están equivocados. Quema a los pensadores por pensar, a los descubridores por descubrir, a los filósofos y teólogos que difieren tan sólo por un cabello de su dogma. No se permitirá el menor cambio o la simple sombra de una variación, incluso entre sus amigos y seguidores; barre el mundo entero con una atronadora encíclica de Página 149

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