Porque soy catolico
califica a Calles y a sus partidarios de ateos y de bolcheviques. ¿Por qué? ¿Acaso fueron bolcheviques los reformistas ingleses? Ciertamente, no». Hasta aquí todos podemos estar de acuerdo, y con plena unanimidad repetiremos: «Por supuesto que no». No hay la menor duda de que los reformadores ingleses no eran bolcheviques. Y nadie podrá negar el hecho evidente de que eran capitalistas. Pocas gentes, a lo largo de la historia, han merecido con más exactitud que se les definiera como capitalistas. Evidentemente podrían ser otras muchas cosas además de capitalistas, porque si bien algunos de ellos eran unos canallas, otros eran caballeros, unos cuantos eran hombres honestos, y muchos unos ladrones; los más viles, cortesanos; los mejores, monomaníacos. Pero, en el fondo, todos eran capitalistas, y hasta fueron ellos los que crearon el capitalismo. Todos dirigieron sus afanes y sus poderosas actuaciones políticas sobre la base de acumular la mayor cantidad posible de capital. Y nunca, ni siquiera cuando se encontraban a las puertas de la muerte, llegaron a rechazar sus expectativas y esperanzas, su promesa de adquirir más capital. Pero lo que nos preocupa actualmente es esto: que es su capitalismo lo que ha permanecido de su imagen. De hecho, muchos de ellos tuvieron otros ideales que podían ser comparados en cierto sentido con lo que se entiende por comunismo. Evidentemente, nunca nos atreveríamos a llamar bolcheviques a personajes como Cranme r [59] o como Burleigh . [60] Diríamos tan sólo, con Hamlet, que nunca hubo hombres tan honestos como ellos. Pero hubo también en aquellos tiempos de confusión otros personajes que se mostraron tan locos y tan sinceros como los bolcheviques: surgieron unos entusiasmos teóricos, y especialmente teológicos, que tendían de forma clara hacia la sencillez; como en el caso de los bolcheviques. Pero el hecho que nos llama ahora la atención es que aquellas teorías están muertas. Fue un planteamiento intelectual lógico, y hasta sesudo, pero que ha sido plenamente abandonado por el pensamiento moderno. Hubo sin duda ideales sinceros en algunos de aquellos primeros protestantes; pero ya no son los ideales de los protestantes modernos. En este sentido, el calvinismo constituyó una filosofía muy clara, que le permite diferenciarse del llamado pensamiento moderno. Pero en la medida en que sigue incluyendo un elemento calvinista, su calvinismo está muerto. Y lo mismo sucedería si incluyeran un elemento comunista, como ocurre en algunos casos, porque tal comunismo estaría actualmente muerto también. Lo único que perviviría en ellos sería su capitalismo. Hemos de recordar que incluso hablar de la corrupción de los monasterios constituye un cumplido para los monasterios, porque no estamos hablando de la corrupción de los corruptos. Nadie pretende que las instituciones medievales se iniciaran basándose en la codicia y el orgullo, cosa que sucede con las instituciones modernas. Nadie afirma que San Benito redactara la regla del trabajo a fin de que sus monjes se comportaran perezosamente; sucedió, sin embargo, que los monjes se volvieron perezosos. Nadie dice que los primeros franciscanos practicaran la pobreza para lograr la riqueza. Pero cierto es que los Cecils, los Russells y todos los demás Página 182
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