Porque soy catolico

cualquier otra persona. Pero por mi vida que no logro entender por qué el deán, o cualquier otra persona, no logra ver que la Encarnación forma parte de esta idea igual que la misa; y que ésta forma tanta parte de la idea como la Encarnación. Un puritano puede considerar blasfemo que Dios se convierta en una hostia. Un musulmán pensará que es blasfemo creer que Dios se convirtiera en un carpintero de Galilea. Y, bajo su punto de vista y teniendo en cuenta sus principios básicos, es plenamente correcto que piense así. Pero donde el musulmán tiene un principio, el protestante sólo tiene un prejuicio. Es decir, él sólo posee un fragmento, una reliquia, una superstición. Si es profano que lo milagroso descienda al plano de lo material, entonces el catolicismo es profano, el protestantismo es profano y el cristianismo es profano. En este sentido, de todos los credos o concepciones religiosas humanas, el cristianismo es el más profano. Pero lo que no logro entender es por qué se acepta el hecho de que el Creador se convierta en carpintero, y después se rechaza el agua bendita. O por qué se ha de aceptar la tradición protestante de que Dios nació en un determinado lugar mencionado en la Biblia, simplemente por el hecho de que la Biblia es algo que se puede encontrar en Inglaterra, y después se diga que resulta increíble que los huesos de un santo sean objetos benditos; por qué se acepta la primera parte, y la más espléndida, de la historia del Cielo en la Tierra, y después se rechazan unas cuantas consecuencias de ese hecho. Todo eso es algo que nunca logré entender, y que no lo entenderé jamás. Sólo puedo atribuirlo a la superstición. Página 205

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