Porque soy catolico
La explicación, la única explicación que puedo sugerir, es la que ya he expuesto en anteriores ocasiones. Se trata de una simple palabra; y ésa palabra es desesperación. Todo el mundo sabe que cuando una campaña militar empieza a fracasar se producen inevitables e incluso excusables tentaciones en todos los jefes militares del bando vencido de reducir los patrones de calidad de los soldados y alistarlos en donde sea y como sea. Esto es algo que ha sucedido una y otra vez entre las razas llamadas blancas; y es algo que está sucediendo constantemente en su relación con otras razas. Así es como han procedido holandeses e ingleses en las contiendas de Sudáfrica, obligados a hacer uso de los nativos, tanto para la guerra como mano de obra. Se ha criticado a Francia porque su ejército se abastecía de hombres de color. Aunque siempre me pareció injusto que la criticáramos precisamente nosotros que empleamos tropas de color en todas partes de nuestro Imperio. De todos modos es éste un sistema al que recurren todos los jefes militares que se ven en apuros, aunque frecuentemente lo hagan muy a su pesar. Es algo muy parecido a lo que hace el obispo de Birmingham cuando solicita ayuda a los hindúes. Él ha alcanzado la posición en la que acepta refuerzos de cualquier parte, excepto de Roma. Roma tiene que ser provinciana, aunque sea lo único provinciano que exista en el mundo. Roma tiene que ser bárbara; aunque todos los bárbaros de la tierra se hayan conjurado para saquear la ciudad. Y cuando se llega a este punto no resulta difícil ver que es la misma invasión y espoliación de la que dice proclamarse Ciudad Santa; la única y universal, la dominadora de todas las tribus de los hombres. Página 214
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