Porque soy catolico
modernos se verán obligados a defender su propia sensatez con un prejuicio. Solamente el teólogo medieval podrá defenderla con la razón. No voy a extenderme en la esencia de tal razonamiento; baste decir que se funda en la Caída del hombre, de la misma manera que el sentimiento instintivo contra el canibalismo se funda en la divinidad del hombre. En cuanto a la argumentación católica puede resumirse diciendo que no hay nada en contra del cuerpo humano; el tema sólo tiene que ver con el alma humana. Dicho con otras palabras: si el hombre fuera un dios ciertamente todos sus aspectos corporales sería divinos; de la misma manera que si fuera una bestia no podríamos condenarlo porque se comportara como tal. Lo que queremos decir es que la experiencia confirma nuestra teoría de la complejidad humana, que nada tiene que ver con las cosas naturales en sí mismas. Si las rosas rojas, mediante una fórmula misteriosa, llegaran a enloquecer a los hombres incitándolos al crimen, estableceríamos normas para ocultarlas. Pero las rosas rojas son tan puras como puedan serlo las blancas. En muchas personas de hoy día se produce una batalla entre las nuevas opiniones, que no mantienen hasta el final, y las viejas tradiciones, que no remontan hasta sus orígenes. Si siguieran las nuevas tendencias, ellas les conducirían a Bedlam . [96] Si hicieran caso a sus ancestrales y mejores instintos se verían conducidos a Roma. En el mejor de los casos se quedan suspendidos entre dos alternativas lógicas tratando de decirse a sí mismos, como el deán Inge, que se limitan a evitar los dos extremos. Pero en su caso hay una gran diferencia; y es que la cuestión en la que está equivocado, aunque sea en forma alterada, es una cuestión científica, mientras que en aquella en la que tiene razón es una simple cuestión sentimental. No necesito decir que no empleo aquí el término «sentimental» con sentido despectivo, porque en estas cosas existe una gran afinidad entre sentimiento y sentido. Pero el hecho sigue siendo que todos los que se encuentran en su posición sólo pueden seguir siendo sensibles. A nosotros nos queda la posibilidad de que podamos ser también razonables. Página 222
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