Porque soy catolico
de la comunión. Por ahora, me alegro de constatar que vivimos uno de esos recurrentes periodos de avance del catolicismo, y me atrevo a extraer de ello una sencilla moraleja. El verdadero honor recae en quienes se han mantenido firmes a su causa cuando ésta parecía perdida, y ningún mérito, salvo el de la más elemental inteligencia, ha de concederse a quienes se han sumado a ella cuando parecía encarnar la esperanza de la humanidad. Página 23
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