Porque soy catolico

No sacará de ninguna parte algo más próximo que la sentimentalización del sentimiento católico o la pontificación de sus pontífices. Debería mantener las ideas como ideas; y se dará cuenta de que las ideas más interesantes de todas son precisamente las que los periódicos descartan por ser dogmas. Por ejemplo, la doctrina de la naturaleza dual de Cristo es de lo más interesante; debería serlo para cualquiera que pudiera entenderla, más allá de que crea en ella. Es lo que podría ser denominado, con toda la reverencia, un interés estereoscópico; el interés de tener los dos ojos en la cabeza que ha creado un objeto; o de tener los dos ángulos de un triángulo que determinan el tercero. La vieja secta de los monofisita s [110] afirmaba que Cristo sólo tenía una naturaleza divina. La nueva secta de los monofisitas asegura que sólo tiene una naturaleza humana. Pero no es un truco o un juego de palabras afirmar que los monofisitas son monótonos y repetitivos por naturaleza. Porque en cualquiera de sus dos formas, Él está plenamente. El asunto de cómo objetivizar la verdad histórica es otra cuestión, de la que no voy a discutir aquí, aunque estoy preparado para discutirla en cualquier parte. De lo que estoy hablando es de la estimulación intelectual y del punto de partida del pensamiento y la imaginación. Y éstas, como todas las cosas vivientes, crecen a partir de la conjunción del dos, y no sólo desde el uno. Hasta aquí lo que he leído, con simpatía pero con una simpatía que difícilmente va más allá de lo que es un sentimiento, de los estudios de los modernos monofisitas sobre la condición limitada y meramente mortal de la vida de Jesús de Nazaret. Respeto su respeto; y admiro su admiración, sé que todo lo que dicen sobre la grandeza humana o el don de la religiosidad es tan cierto como puede serlo. Pero sólo lo es en una línea, y no puede resultar tan convincente como los son las cosas que pueden converger entre ellas. Así pues, después de leer semejante tributo al profesor de ética al estilo de los esenio s [111] , es posible que pase otra página del mismo libro o alguno similar; y aparezca entonces alguna frase usada para coincidir con una religión pagana; tal vez algún supuesto paralelismo con lo que se denomina un Cristo pagano. Lo he leído de Aty s [112] o Adonis: «Existe la idea de que el dios sacrificado ha sido sacrificado por él mismo». El hombre que pueda leer estas palabras sin estremecerse está muerto. Ese estremecimiento es más profundo para nosotros, desde luego, porque está vinculado a un hecho y no a una creencia. En ese sentido no admitimos la existencia de paralelismo alguno con las leyendas de los antiguos paganos que aparecen implícitas en los libros de los paganos modernos. Y desde luego estamos autorizados a decir que es una mera cuestión de sentido común afirmar que no puede existir un paralelismo completo entre lo que era admitido como un mito o un misterio y lo que era admitido como un hombre. Pero la cuestión es que la verdad que se encuentra oculta incluso en los mitos y los misterios se perderá por completo si nos limitamos a considerarla bajo la simple óptica del hombre. En ese sentido existe una verdad inconsciente e irónica en las palabras del pagano moderno, que cantaba a ese «pagano que nos supera y sobrevive» y que decía que «nuestras vidas y nuestros anhelos son Página 239

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