Porque soy catolico

pero no habrían visitado una capilla baptista ni siquiera por el placer de verla en ruinas. Es cierto que Walter Scott nos aconsejó contemplar la abadía de Melros e [133] a la luz de la luna; con la delicada implicación que supone la luz de la luna en la religión medieval. Pero bajo ningún pretexto habría deseado ver iluminado el Exeter Hal l [134] por luz de gas. Los homenajes que en ocasiones se siente obligado a rendir al puritanismo oficial de su país son, como estaremos todos de acuerdo en reconocer, las palabras más hoscas y faltas de sinceridad que puedan encontrarse en sus obras. Por lo tanto, en el aspecto negativo, la conclusión es totalmente negativa. Resulta muy difícil encontrar, al menos después del caso de Bunyan y el de Cowper, algo que pueda definirse como una inspiración puramente literaria procedente de las doctrinas puramente protestantes. Existe una gran inspiración, más o menos indirecta, que proviene del paganismo; pero pasado el primer entusiasmo, observamos que casi ninguna proviene del protestantismo. Si esto es cierto por el lado negativo, lo es aún más por el lado positivo. Tomando el esplendor imaginativo de la épica de Milton, en cuestiones tales como la Guerra en el Cielo, habría sido mucho más convincente si se hubiera centrado más en tomar como modelo los profundos misterios medievales sobre la naturaleza de los ángeles y los arcángeles, y menos en los imaginativos mitos griegos sobre gigantes y dioses. El Paraíso Perdido es un poema de carácter inmortal, pero fracasa al tratarse de un poema religioso inmortal. Son más felices los que leen a Milton como si estuvieran leyendo a Hesíodo. Es poco probable que aquellos que buscan la satisfacción espiritual puedan leerlo ahora con la misma naturalidad que si leyeran a Crashaw . [135] Supongo que nadie cuestionará que la pompa de Walter Scott podría haberse multiplicado por diez si hubiera entendido los símbolos de una fe eterna, de la misma forma en que lo hizo con los símbolos de un feudalismo caduco. Para él era el hábito el que hace al monje. Pero el hábito podía haber resultado poco pintoresco si en su interior se encontrara un verdadero monje; y menos aún si dentro del monje se encontrara una mente interesante, como la de Santo Domingo o San Hugo de Lincoln . [136] «La literatura inglesa siempre ha sido protestante»; pero podría haber sido católica; sin dejar de ser literatura inglesa, y haber producido quizá una literatura más profunda y una Inglaterra más feliz. Página 257

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