Porque soy catolico

realidad temporal, por no decir provisional. Pero aun en el sentido más temporal y en el plano más social, subsiste una diferencia de fondo. En el lapso de un siglo las herejías pueden sucederse con gran rapidez, no así en la vida del hereje y menos aún en la del heresiarca, salvo que sea un irresponsable y un redomado imbécil. Y rara vez los grandes heresiarcas son tan imbéciles. Por lo general, el gran heresiarca se conforma con la gran herejía que ha creado, aunque su propio hijo se dedique a desestimarla. El nuevo cielo y la nueva tierra son lo suficientemente novedosos como para durar una vida entera: el Universo no se destruirá antes de veinte o treinta años. En todo caso, el fabricante del Universo nunca reconocerá que fue destruido. En suma, mientras que las caprichosas filosofías, consideradas en el contexto amplio de la historia, son sorprendentemente volubles, los individuos caprichosos no sólo no lo son, sino que resulta que son todo lo contrario: inamovibles. Apuestan su vida entera a una teoría, casi puede decirse que a una sola idea. El caprichoso es fiel a su capricho. Después de todo, sabe que fue el primero en cultivarlo, y probablemente también que será el último. Llegados a este punto, no puedo evitar cierta dosis de personalismo. Hay una frase especialmente deprimente y deplorable que se repite una y otra vez en la prensa, una frase que probablemente tuvo algún sentido cuando comenzó a ser utilizada entre los no conformistas y disidentes religiosos, pero que les ha sobrevivido y aun se ha propagado generosamente entre los no conformistas que ni siquiera aceptan conformarse con su no conformista religión. Me refiero a la conmovedora costumbre de afirmar que tal o cual escritor u orador tiene «un mensaje». Desde luego, no cabe duda de que es un ejemplo más de la manía de utilizar frases convencionales sin pensar en lo que dicen y de construir frases con vocablos muertos. Por lo visto, es éste el principal fruto de la educación obligatoria y la edición sin cortapisas. Huxley tiene un mensaje, Haecke l [9] tiene un mensaje, Bernard Shaw tiene un mensaje. Basta con hacerse la pregunta «¿de dónde lo ha sacado?» para que a la vista queden una infinidad de detalles en los que no suelen reparar los escritores. Y es típico de este estado de confusión que la misma persona que afirma que Haeckel tiene un mensaje, diga acto seguido que Haeckel es un pensador de lo más original. En todo caso, cabe la posibilidad de que nuestro profesor no aspire a ser considerado como un recadero, y de todos modos, ninguno de nosotros está pensando en un mensajero que sea también el autor del mensaje que transmite. Es cierto que el profesor Haeckel es muy capaz de transformar los mensajes según su capricho del momento, vista su aptitud para elaborar diagramas embriológicos perfectamente fantasiosos. Pero, por lo general, un hombre con un mensaje es lo que suele conocerse como un mensajero, definición que, aplicada a un maestro espiritual o moral, ha de suponerse que constituye una afirmación radical y aun extraordinaria de su capacidad para recibir el mensaje directamente de manos de Dios. Decir actualmente de cualquier moralista que tiene un mensaje no pasa de ser una manifestación de confusión mental. Y decir de un ateo que tiene un mensaje es mera contradicción en los términos. Página 29

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