Porque soy catolico
Los que se autodenominaron modernos, la mayor parte de los cuales son ahora antiguos, concibieron la historia humana como un progreso lineal, al modo de una procesión que avanza. Es decir, dijeron que algunas personas más lentas quedaban rezagadas, pero que todos se movían hacia delante. También supusieron que ciertos espíritus audaces, que ellos llamaron pioneros del progreso, iban al frente, marcando el camino a la humanidad. Tengo una gran admiración por Walt Whitman, pese a que exclamó, en un momento de debilidad: «Pioneros, oh, pioneros!». En realidad, era un grito característico de su mundo; en primer lugar porque descansaba en una metáfora, y en segundo porque había entendido la metáfora al revés. Whitman parece identificar a los pioneros actuales con los hombres de las avanzadillas de la Guerra de Secesión. Pero un pionero no es una persona que conduce al ejército o decide adónde debe ir. En el frente, los pioneros están tan sometidos a las órdenes del mando como cualquier otro soldado. Si Sherman hubiera mandado patrullas a limpiar su vía de avance hacia Atlanta y esos pioneros hubieran tenido una visión futurista y se hubieran ido a fundar la futura ciudad de Oklahoma, Sherman se hubiera quedado muy sorprendido. Y la moraleja es que la columna de la humanidad en marcha debe tener alguna clase de noción sobre dónde quiere ir antes de discernir si un pionero le es útil o no. La columna de la humanidad en marcha se encuentra en este momento en una situación excepcional. Por ahora, está detenida, pero debe buscar caminos, porque todavía mantiene la idea de que debe marchar. Parecerá extraño recurrir a Macaulay en lugar de a Whitman, pero está mejor descrito en el poema sobre Horatius de Macaulay que en el poema de Whitman sobre los pioneros, aunque para algunos, me temo, Whitman queda tan lejano como Macaulay. En cualquier caso, lo cierto que la muy extraordinaria posición de la procesión en este momento se refleja con precisión en las familiares estrofas: Y la retaguardia gritó: ¡adelante! Y la vanguardia gritó: ¡atrás! [49] La retaguardia puede estar cargando, mientras los pioneros, la avanzadilla, están en retirada. En otras palabras, curiosamente son los espíritus osados e inquietos que siempre afirmaron estar adelantados a su época los que ahora dudan más de la conveniencia de avanzar. Los que todavía apelan a la esperanza del cambio son exactamente aquellos que se contentan con seguir la tradición, o las convenciones de siempre, o los hábitos familiares. Ellos son los que todavía siguen —o al menos así lo suponen— la tradición del progreso, la idea convencional del movimiento y las numerosas costumbres familiares del siglo XIX . En realidad los hombres son progresistas cuando están levemente atrasados con respecto a su época y son reaccionarios cuando están levemente adelantados a los tiempos. Esta afirmación parece una paradoja, pero en realidad es un modo de ver las Página 312
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA0OTIx