Porque soy catolico

I V Levedad o levitación gnoro por qué un hombre no debe gozar de unas vacaciones de cuando en cuando, aunque trabaje o escriba por simple diversión. Yo sé que debería estar cumpliendo con mi deber como partidario del distribucionismo, trabajando lastimosamente con mi pluma mientras otros lo hacen más noblemente con el arado. Pero, por esta única vez, voy a escribir por puro placer. Escribiré sobre un asunto simplemente porque me resulta divertido. Y lo más divertido que puedo encontrar en muchas millas a la redonda está en un periódico llamado Psychic News, cuyo último número estaba adornado por un retrato mío, acompañado por la extraordinaria y más bien misteriosa leyenda: «G. K. Chesterton, el católico que anda por los aires». Creyente, como soy, en los milagros, nunca he sostenido que la levitación fuera un poder particularmente propio de mi persona. Pero reconozco que, aunque hoy por hoy no me siento arrastrado irresistiblemente hacia la levitación, estoy muy tentado por la levedad. Las acusaciones que se me hacen son difusas, y parecen ser bastante desafortunadas en su relación con los hechos. Parece que el autor da por supuesto que un artículo claramente escrito por cualquier otra persona lo he redactado yo, lo cual deduce por mi fanático catolicismo, y eso que quien en realidad lo escribió no es católico en absoluto. A pesar de ello, es absolutamente capaz de cuidarse a sí mismo, y, además, los sencillos detalles de este absurdo lío los he comentado en otra parte. Por eso, de momento ahora sólo quiero regodearme con desvergonzada fruición en la manera en que Psychic News nos ataca a la Iglesia católica y a mí. Admito que lo hago por pura autoindulgencia. Sé que muchos juiciosos amigos me dirán que no debo darme por enterado de tal artículo. Pero nada de lo que puede considerarse humano carece de interés, y en este tema vislumbro, para empezar, un lío que siempre me ha interesado. El problema es la razón por la cual quienes se enfurecen con la Iglesia católica usan invariablemente una extraordinaria dicción o estilo verbal, en el que una se mezcla una impresionante cantidad de cosas, hasta el punto de que el mismo orden de las palabras acaba siendo un chiste: «El espiritismo depende solamente de la evidencia que las personas perciben en sus propios hogares. No necesita sacerdotes, y sus investigadores no deben comprar rosarios o crucifijos, ni pagar misas o velas». La decisión de comprar rosarios debe ser un dilema terrible, según estos investigadores. Pero lo último es lo mejor. Al parecer, el primer objetivo de un católico es conseguir una vela. Si el creyente puede hacerse con una vela, y anda por todas partes sosteniéndola, todo va de maravilla. Pero si no puede conseguir una vela, Página 316

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