Porque soy catolico

quinquenal llenó Inglaterra de humo y suciedad. Han aparecido problemas más profundos; preguntas sobre el individuo, sobre el sentido de la vida, sobre la influencia de la religión en la historia… La filosofía, aun la tomista, se estudia de nuevo en París y en Oxford. Marx no tenía más filosofía que Macaulay y, en consecuencia, los marxistas no tienen más filosofía que la escuela de Manchester . [60] Para Macaulay fue suficiente alegrarse por el éxito de la expansión, con la esperanza de que «los techos y chimeneas de Manchester se alcen en los desiertos de Connemara». De igual forma, para los modernos marxistas basta con esperar que los techos y las chimeneas de un nuevo Manchester se eleven en las inmensas llanuras de Siberia. Es cierto que los manchesterianos originarios deseaban la competencia, mientras que los marxistas desean la unificación, la fusión y la uniformidad. Pero la competencia desembocó en una gran fusión, y la fusión no ha conducido ciertamente a un Estado comunista. Porque está claro que existen niveles salariales diferentes en la Rusia bolchevique, y los gobernantes bolcheviques sólo pueden explicar que es una necesidad provisional en el actual estadio de la política, y que el puro, perfecto comunismo, vendrá en el futuro. ¿Podría ser el que encarna el Partido Laborista, tal vez? Llevar la competencia al extremo porque está de moda, o llevar la fusión hasta sus últimas consecuencias porque es lo que se estila, no son filosofías. Una filosofía comienza con el Ser, con el fin y valor de las cosas vivas; y resulta evidente que un materialista que sólo tiene en cuenta la ética económica no puede responder de ninguna manera a esos interrogantes. Si la felicidad se lograra mediante el bienestar económico, las clases que ahora poseen ese bienestar serían felices, lo que es absurdo, y no es cierto. Tocar machaconamente, sin humor, una sola nota es imitar la peor de las modas victorianas: la de la templanza y el feminismo. Concretamente, es como el anticuado feminismo que odiaba ser femenino. Me dicen que en Rusia los hombres y las mujeres se visten más o menos igual, lo cual no significa, tengámoslo en cuenta, que los hombres lleven flores en sus sombreros o arrastren esas nobles vestimentas pontificales con las cuales la tradición envolvía a cada mujer como si fuera una reina. Significa que las mujeres se visten como hombres, no que los hombres se vistan como mujeres. Y esto es puro y duro, y muerto, victorianismo. En Rusia de nuevo aparece la típica mujer que luchaba por los derechos de las mujeres, la que deliberadamente se volvía horrorosa usando gafas y pantalones bombachos. En los reinados que sucedieron al de Victoria, hasta las sufragistas aprendieron a hacerlo mejor. Y mientras que para nosotros aquéllas son cosa del pasado, todavía representan un lejano y rosado futuro para el anticuado y atrasado bolchevique. Aún se mueve pesadamente a través de ese brumoso crepúsculo fabril que se suponía que iba a ser la alborada del siglo XIX ; y hoy en día es mucho más cierto que en el tiempo de los zares que Rusia es la más atrasada de las naciones. Página 336

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