Porque soy catolico
elaboración de una lista de estrellas, en la que una sería una bengala, otra un meteorito y otra una farola (y en este sentido, asimismo un farol). En su Outline of History y otras obras recientes sobre religión, pone al cristianismo en un lugar de su lista junto con las otras religiones. Compara sus efectos morales con los de la religión musulmana o sus orígenes morales con los de la religión budista, cuando curiosamente es éste uno de los pocos casos en los que podría aplicar con propiedad su original argumentación escéptica. La verdad, según un escéptico, admite varias formulaciones. Puede sostenerse, desde cierto punto de vista, que no existe tal cosa como una religión budista, ni siquiera la religión musulmana. Pero también se puede adoptar otro punto de vista, y decir que si ésas son religiones, entonces el cristianismo no lo es. Este segundo argumento, a pesar de su carácter vagamente metafórico, está bastante más cerca de la verdad, ya que ésta, para utilizar el epíteto favorito del señor Wells en su etapa inicial, es real y auténticamente «única». El cristianismo no es una religión, es una Iglesia. Puede que exista una religión musulmana, pero a nadie se le ocurriría hablar con naturalidad de una Iglesia musulmana. Es posible que el budismo sea una religión, pero nadie lo llamaría la Iglesia budista. Incluso cuando se evita el término se está confirmando su validez: nadie que odie a la Iglesia carece de una idea sobre lo que es una iglesia. Esa idea es una combinación de cosas que, sin embargo, constituyen realmente una sola, y esa sola cosa en realidad es una: sólo hay una especie, ilustrada por un único individuo. De tal modo que cuando el señor H. G. Wells nos informa de que cada farola es única y cada humilde clavo lo es también, lo que está haciendo es pasar por alto la única cosa en todo el mundo que es auténticamente única, y además sin siquiera darse cuenta de que existe. Afirmo que la idea misma de una Iglesia católica es sui generis , dejando de lado qué o quién pretenda encarnarla. Y no remito aquí a comparaciones entre herejías cristianas, sino a lo que sucede al compararla con las religiones paganas. No hay mejor demostración de la incongruente e incomparable variedad de religiones rivales, de hecho, que el que una de ellas y sólo una pertenezca a aquella otra categoría. Una de esas religiones paganas en realidad es una herejía cristiana: cuanto más sabemos sobre el gran movimiento musulmán, mejor comprendemos que originalmente fue una revisión del cristianismo que desembocó en una simplificación, bastante parecida a la del arrianismo. De las otras religiones llamadas orientales, muchas de ellas existían ya antes de la aparición del cristianismo, y prácticamente todas hubiesen podido existir sin él. Considero innegable, en cambio, que el islam nunca habría existido sin el cristianismo, del mismo modo que es una obviedad decir que el calvinismo o el lolardism o [16] o el luteranismo jamás habrían existido sin el cristianismo. De igual modo, tampoco puede decirse que el movimiento musulmán haya sido anticristiano, en el sentido actual del término. Los musulmanes pusieron a Cristo en un sitial moralmente tan alto como el que le asignaron los unitario s [17] , y le confirieron un estatus más sobrenatural aún que el que le reconoce más de un Página 37
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