Porque soy catolico

que nunca pueda convertirse en un poder. Debe conocer lo menos posible, o por lo menos pensar lo menos posible en el placer como algo que no sea un placer. No debe pensar de dónde proviene ni hacia dónde conduce, una vez que el sucio objeto ha pasado por sus manos. No tiene que preocuparse por el propósito que Dios le dio, ni por sus consecuencias. En ambos campos no es un poseedor, sino solamente un consumidor, aunque sea de los elementos primarios del fuego y la vida, en tanto que son consumibles. El esclavo no debe tener la visión de la zarza ardiente, que arde sin consumirse. Porque esa zarza sólo crece en el suelo, en la tierra real donde los seres humanos pueden contemplarla, y el sitio donde aparece es terreno sagrado. Hay, pues, un completo paralelismo entre las dos modernas ideas morales o inmorales de la reforma social. El mundo ha olvidado simultáneamente que hacer una granja es algo mucho más grande que lograr un beneficio, o un producto; y que fundar una familia es algo mucho más grande que disfrutar el sexo entendido en el sentido limitado de la literatura al uso. Esto fue anticipado como un siniestro relámpago en una estrofa de George Meredith: «Y comer nuestro tarro de miel en la tumba » [100] . Página 395

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