Porque soy catolico
L Por qué soy católico a dificultad de explicar «por qué soy católico» radica en el hecho de que existen diez mil razones para ello, aunque todas acaban resumiéndose en una sola: que la religión católica es verdadera. Podría rellenar todo este espacio con distintas frases que empezaran con estas palabras «Es la única que…», como, por ejemplo: 1. Es la única que impide que el pecado se mantenga en secreto. 2. Es la única en la que aquel que es superior no puede serlo desde la arrogancia o la altanería. 3. Es la única que libera al hombre de la degradante esclavitud que supone comportarse como un niño. 4. Es la única que se expresa en términos de autenticidad; como si fuera un mensajero verdadero que rehúsa alterar el verdadero mensaje. 5. Es la única clase de cristianismo que de verdad aglutina a toda clase de hombres; incluso a los que son respetables. 6. Es el intento más ambicioso de cambiar el mundo desde dentro; trabajando a través de las voluntades, no de las leyes; y así sucesivamente. O podría verlo desde un punto de vista más personal, describiendo mi propia conversión; aunque tengo la sensación de que si optara por este método, tal empresa parecería más pequeña de lo que realmente es. Son muchos los hombres relevantes que se han convertido a religiones mucho peores. Preferiría tratar de hablar aquí precisamente de aquellas cosas de la Iglesia católica que no han sido comentadas, ni siquiera por parte de sus más respetables rivales. En resumen, básicamente diría de la Iglesia católica que es católica. Me gustaría apuntar el hecho de que no sólo es más grande que yo, sino que es más grande que cualquier otra cosa en el mundo; de hecho, es algo más grande que el mundo entero. Pero como no dispongo de mucho espacio para hablar sobre ella, me centraré en uno de sus aspectos; el de su calidad de guardiana de la verdad. Hace unos días, un conocido escritor dijo que la Iglesia católica es enemiga de cualquier idea nueva. Probablemente no cayó en la cuenta de que su comentario era muy poco novedoso. Ésta es una de las opiniones que los católicos se ven obligados a rebatir constantemente por ser, precisamente, una opinión muy vieja. La verdad es que quienes piensan que el catolicismo no puede aportar nada nuevo, rara vez piensan en la necesidad de decir algo nuevo sobre el catolicismo. De hecho, un verdadero estudio de la historia demostrará, por curioso que parezca, lo contrario de tal afirmación. Hasta donde las ideas son realmente ideas, y cualquier idea puede tener algo de novedosa, los católicos siempre han sufrido por apoyar aquellas que resultaban ser demasiado atrevidas para que otros las respaldaran. El católico no sólo era el primero en trabajar ese terreno, sino que además era el único que lo hacía. De modo que nadie más podía comprender sus hallazgos. Página 95
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